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In the beginning of time, since first
men slept and was immortal, the goddess Nyx bore the twins Hypnos and Thanatos.
Hypnos proposed the charitable work of decorating the slumber periods of
humanity. This led to the origin of dreams. Since their appearance, men lived
their lives with greater hope. Thanatos began to feel envious of his brother
and, with his own powers, established the area of deep sleep that no one
could wake up from: Death. The fear of death and other fears that followed also generated an anomaly in dreams. What came to be known as nightmares.
At the same time, the Oneiroi triplets
were born to help their father Hypnos with these new anomalies. But Thanatos
was even more ambitious and tried to suppress dreams all together. For this
task, he decided to trick Hypnos into a meeting where he feigned a peace
agreement between the two. The deadly power of Thanatos had grown secretly over
time. To the point that his touch of Death could even kill an immortal. As was
the case with his brother who he murdered in this false diplomacy meeting.
However, the work of Thanatos did
nothing but strengthen the dream world. For the blood of Hypnos would continue
to recycle the substance from which the very dreams were made of. This
infuriated Thanatos at first since, as long as men have dreams, they will have
life. But soon he discovered that this world could serve as a channel or means
to achieve his own evil goals. Being more powerful than his nephews, he closed the
dream frontier so that Oneiroi could not access the dreams of mortals. But men
themselves could have access to it. And there was one in particular who could
go into any dream for wielding in his own veins the blood of Hypnos himself.
The Crimson Dreamcaster was, then, the ultimate dream crusader, the living version
of the god’s corpse and, therefore, the link with reality in its corporeal
embodiment. The chosen one to protect the dream world of the arbitrariness of
death.
ONÍRICO CARMESÍ # 2
En el comienzo de los tiempos, desde que los primeros hombres
dormían y era inmortales, la diosa Nix engendró a los gemelos Hipnos y Tánatos.
El primero se proponía la labor humanitaria de embellecer los períodos de
somnolencia de la humanidad. Se trataba de los primeros sueños. Desde su
aparición, los hombres vivían su vida con mayores esperanzas. Tánatos empezaba
a sentir envidia de su hermano y, con sus propios poderes, estableció la zona
del sueño profundo del que nadie podía despertar: la Muerte. El miedo a la
muerte y los temores que seguían también procedía una anomalía en los sueños.
Lo que se llegó a conocer como pesadillas.
Coincidió que los Oneiros nacían para auxiliar a su padre
Hipnos con estas nuevas anomalías. Pero Tánatos era aún más ambicioso y
pretendía anular los sueños de una vez por todas. Para ello, decidió engañar a
Hipnos a una reunión donde fingía un acuerdo de paz entre los dos. El poder
mortal de Tánatos había crecido con el tiempo de manera clandestina. Al punto
que su tacto de Muerte podía incluso matar a un inmortal. Como fue el caso de
su hermano que asesinó en esta falsa reunión de diplomacia.
No obstante, la obra de Tánatos no hizo más que fortalecer el
mundo onírico. Pues la sangre de Hipnos seguiría reciclando la sustancia que componía a los propios sueños. Esto enfurecía a Tánatos en un principio ya
que, siempre que los hombres tengan sueños, tendrán vida. Mas pronto descubrió
que dicho mundo podría servir como canal o medio para conseguir sus propios fines malvados.
Siendo más poderoso que sus sobrinos, cerró la frontera onírica para que los
Oneiros no pudiesen acceder a los sueños de los mortales. Pero los propios
hombres sí que podían acceder al mismo. Y había uno en concreto que podía
adentrarse en cualquier sueño por llevar entre sus venas la sangre del propio
Hipnos. El Onírico Carmesí era, pues, el viajero supremo de los sueños, la versión viva de
cadáver del dios y, por ende, el vínculo con la realidad en su encarnación corpórea.
El héroe elegido para proteger el mundo de los sueños de la arbitrariedad de la
muerte.
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